El documental La eterna noche de las doce lunas, de la colombiana Priscila Padilla, ha sido seleccionado para participar en la vigésima edición de la Mostra de Cinema Llatinoamericà de Catalunya, que se llevará a cabo del 4 al 11 de abril en la ciudad de Lleida. El cartel de la Mostra que incluimos más abajo es una creación del diseñador Dante Bertini.
O documentário A eterna noite das doze luas, da colombiana Priscila Padilla, foi selecionado para participar na vigésima edição da Mostra de Cinema Llatinoamericà de Catalunya, que irá decorrer de 4 a 11 de abril na cidade de Lleida. O cartaz da Mostra que incluímos de seguida é uma criação do designer Dante Bertini.
La eterna noche de las doce lunas ha sido uno de los siete trabajos elegidos para la sección especial de documentales de la 20ª Mostra de Cinema Llatinoamericà de Catalunya.
La película de la directora colombiana Priscila Padilla aborda el “encierro”, un longevo ritual de los wayuu, una comunidad indígena que vive en la península de la Guajira, al norte de Colombia. De acuerdo con la tradición, las chicas, al tener su primera menstruación, deben ser enclaustradas en una pequeña choza durante un año, tiempo en el que transcurren doce lunas llenas. En ese lapso sólo tendrán contacto con algunas mujeres. Eso sí, bajo ningún motivo pueden ver o ser vistas por alguien del sexo masculino. Este confinamiento, según los wayuu, las convierte en mujeres más valoradas por los hombres de la comunidad.
El documental, que está hablado en wayunaiky (lengua de los wayuu), registra el encierro de Filia Rosa Uriana, Pili, una niña de doce años que, al llegarle la menarquia, decide seguir con esta tradición que le fuera inculcada principalmente por su abuela.
“El encierro es como si fuese un segundo nacimiento porque [los wayuu] creen que con esa primera sangre que le llega a la hija o nieta, se va el ser niña y su cuerpo comienza a prepararse para ser mujer a través de diferentes aprendizajes. Además, en el encierro, a la niña la someten a unos rituales indígenas que la cuelgan en un chinchorro o hamaca, alejada de la tierra, le dan unas bebidas wayuu para que fortalezca y limpie su cuerpo”, explica la realizadora colombiana.
El documental fue el fruto de más de dos años de trabajo en los que Padilla convivió con los wayuu aprendiendo su idioma y costumbres para primero entender su cosmovisión y luego ir preparando el terreno para la filmación.
“Las grandes mujeres wayuu sabedoras me decían que para que yo pudiera contar la historia de un encierro, la niña tenía que encerrarse un mínimo de siete meses, porque un encierro de tres meses, de dos días, de un mes, puede que no sea un encierro como marca la tradición; porque estos meses tienen que sentirse y tiene que sentirlo la niña”, comenta Padilla tras mencionar que esta tradición se ha ido perdiendo en el tiempo.
El trabajo de la documentalista ha recibido numerosos elogios por haber logrado mostrar con neutralidad la convivencia y cotidianidad de los wayuu. La fotografía y la música del filme son otros puntos fuertes de este trabajo que ha logrado captar la belleza de los parajes y sonidos amazónicos, así como las estampas y la sonoridad de la comunidad.
La eterna noche de las doce lunas ha sido exhibido en diversos festivales del mundo y ha ganado premios como el India Catalina del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (Colombia) o al Mejor Documental Latinoamericano en el Festival de Cine Latinoamericano de Toulouse (Francia).
Esta coproducción entre Colombia y Bolivia que recibió el apoyo del Programa Ibermedia será exhibida, junto con los demás documentales de la 20ª Mostra de Catalunya, en el auditorio del Centro de Culturas y Cooperación Transfronteriza del campus de Cappont de la Universidad de Lleida.
Priscila Padilla anteriormente logró sendos reconocimientos por los documentales Las mujeres por la paz y contra la guerra, Los huéspedes de la guerra y Nacimos el 31 de diciembre.
Otros documentales seleccionados para la Mostra son: Leonora Carrington. El juego surrealista, de Javier Martín-Domínguez (España); El alcalde, de Emiliano Altuna, Carlos F. Rossini y Diego Osorno (México); Refugiados en su tierra, de Fernando Molina y Nicolás Bietti (Argentina); El gran simulador, de Néstor Frenkel (Argentina); Cidade de Deus, 10 anos depois, de Cavi Borges y Luciano Vidigal (Brasil); Mika, mi guerra de España, de Fito Pochat y Javier Olivera (Argentina, España y Venezuela).
En cuanto al cartel de esta 20ª edición que reproducimos aquí debajo, su creador Dante Bertini ha dicho: “Contradiciendo al tango, estos veinte años son mucho. Mucho cine, mucho trabajo, muchas visitas, muchos encuentros, muchos amigos, muchas buenas películas. Muchos recuerdos, en suma. Y si a veces los recuerdos son sombras en nuestra memoria, para mí, el recuerdo de estos años está lleno de imágenes, destellos, color, nombres, personajes. Superpuestos y mezclados –la información es mucha– pero tan cálidos y vibrantes como el rojo que elegí de color predominante. En el UNO está Lleida, no podría ser de otra manera, y el CUATRO, con esa pierna quebrada, tanguera, nos muestra el camino futuro, el comienzo de otra década de descubrimientos y revelaciones”.
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A eterna noite das doze luas foi um dos sete trabalhos escolhidos para a secção especial de documentários da 20.ª Mostra de Cinema Llatinoamericà de Catalunya.
O filme da realizadora colombiana Priscila Padilla aborda o “recolhimento”, um longevo ritual dos wayuu, uma comunidade indígena que vive na península da Guajira, no norte da Colômbia. De acordo com a tradição, as jovens, ao terem a primeira menstruação, devem ser enclausuradas numa pequena cabana durante um ano, tempo em que decorrem doze luas cheias. Neste lapso de tempo apenas terão contacto com algumas mulheres. Mas não podem, por motivo algum, ver ou ser vistas por alguém do sexo masculino. Este confinamento, segundo os wayuu, torna-as mulheres mais valorizadas pelos homens da comunidade.
O documentário, que é falado em wayunaiky (língua dos wayuu), regista o recolhimento de Filia Rosa Uriana, Pili, uma menina de doze anos que, ao vir-lhe a menarquia, decide continuar esta tradição que lhe foi inculcada principalmente pela avó.
“O recolhimento é como se fosse um segundo nascimento porque [os wayuu] consideram que, com esse primeiro sangue que o filho ou a neta têm, parte a criança e o corpo começa a preparar-se para ser mulher através de diferentes aprendizagens. Além disso, no recolhimento, a menina é submetida a rituais indígenas em que a penduram numa rede, afastada da terra, e lhe dão bebidas wayuu para fortalecer e limpar o corpo”, explica a realizadora colombiana.
O documentário foi o fruto de mais de dois anos de trabalho nos quais Padilla conviveu com os wayuu aprendendo a sua língua e costumes para compreender primeiro a sua cosmovisão e depois ir preparando o terreno para a filmagem.
“As grandes mulheres wayuu sabedoras diziam-me que, para eu poder contar a história de um recolhimento, a menina tinha de se trancar um mínimo de sete meses, porque um recolhimento de três meses, de dois dias, de um mês, pode não ser um recolhimento como dita a tradição; porque meses têm de se sentir e a menina tem de o sentir”, refere Padilla depois de mencionar que esta tradição se foi perdendo no tempo.
O trabalho da documentarista recebeu numerosos elogios por ter conseguido mostrar com neutralidade a convivência e o quotidiano dos wayuu. A fotografia e a música do filme são outros pontos fortes deste trabalho, que conseguiu capturar a beleza dos locais e sons amazónicos, bem como as estampas e a sonoridade da comunidade.
A eterna noite das doze luas foi exibido em vários festivais do mundo e ganhou prémios como o India Catalina do Festival Internacional de Cinema de Cartagena das Índias (Colômbia) ou para o Melhor Documentário Latino-Americano no Festival de Cinema Latino-Americano de Toulouse (França).
Esta co-produção entre a Colômbia e a Bolívia que recebeu o apoio do Programa Ibermedia será exibida, juntamente com os restantes documentários da 20.ª Mostra de Catalunya, no auditório do Centro de Culturas e Cooperação Transfronteiriça do campus de Cappont da Universidade de Lleida.
Priscila Padilla já obteve anteriormente reconhecimentos pelos documentários Las mujeres por la paz y contra la guerra, Los huéspedes de la guerra e Nacimos el 31 de diciembre.
Outros documentários selecionados para a Mostra são: Leonora Carrington. El juego surrealista, de Javier Martín-Domínguez (Espanha); El alcalde, de Emiliano Altuna, Carlos F. Rossini e Diego Osorno (México); Refugiados en su tierra, de Fernando Molina e Nicolás Bietti (Argentina); El gran simulador, de Néstor Frenkel (Argentina); Cidade de Deus, 10 anos depois, de Cavi Borges e Luciano Vidigal (Brasil); Mika, mi guerra de España, de Fito Pochat e Javier Olivera (Argentina, Espanha e Venezuela).
Quanto ao cartaz desta 20.ª edição que aqui reproduzimos, o seu criador Dante Bertini disse: “Contradizendo o tango, estes vinte anos são muito. Muito cinema, muito trabalho, muitas visitas, muitos encontros, muitos amigos, muitos bons filmes. Muitas lembranças, em suma. E se por vezes as lembranças são sombras na nossa memória, para mim, a lembrança destes anos está cheia de imagens, clarões, cor, nomes, personagens. Sobrepostos e misturados –a informação é muita– mas tão quentes e vibrantes como o vermelho que escolhi como cor predominante. No UM está Lleida, como não podia deixar de ser, e o QUATRO, com essa perna quebrada, tanguista, mostra-nos o caminho futuro, o início de outra década de descobertas e revelações”.
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